Es evidente, y todos debemos ser conscientes, que el senderismo en la actual sociedad del ocio se ha convertido en un recurso turístico de primer orden. Una buena planificación de las redes de senderos puede suponer, si se dispone del territorio adecuado y se ofrecen atractivos de calidad, un verdadero revulsivo socioeconómico para las áreas rurales por donde transcurren los recorridos.
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